S?? lo que se siente entrar en uno de sus mundos. La primera vez me ocurri?? en el P??rez Art Museum de Miami, frente a una piscina donde la gente parec??a caminar bajo el agua.
La ilusi??n era tan perfecta que durante unos segundos dud?? de mis propios sentidos.
Esa mezcla de desconcierto y fascinaci??n me marc??, y desde entonces
Leandro Erlich
se convirti?? en uno de mis artistas favoritos.
Ahora, con BOG25 ???un evento que por primera vez pone a Bogot?? en la conversaci??n internacional de las grandes bienales de arte contempor??neo??? tuve el privilegio de entrevistarlo. La Bienal invita a mirar a Bogot?? como una obra en s?? misma, re??ne a m??s de 150 artistas de distintos pa??ses bajo el eje curatorial ???Bogot??, ensayos sobre la felicidad??? y genera un di??logo entre la arquitectura bogotana, la memoria de sus barrios y los habitantes que d??a a d??a caminan sus calles. La felicidad, tema central de la Bienal, no se plantea como un estado superficial ni como un mandato de autoayuda, sino como una reflexi??n cr??tica sobre la vida en la urbe y sus tensiones: la segregaci??n, el deseo de una vida mejor, la promesa de la ciudad como refugio. Y dentro de esa conversaci??n llega
Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973),
un artista que ha hecho de la ilusi??n y el extra??amiento su marca inconfundible. Es conocido mundialmente por instalaciones que juegan con la percepci??n y la arquitectura cotidiana: piscinas, escaleras, fachadas y ascensores que parecen desafiar las leyes de la f??sica y el sentido com??n.
Su obra ha sido presentada en el MoMA PS1 de Nueva York, la Bienal de Venecia, el Museo Mori de Tokio, el Centre Pompidou-Metz en Francia y el Museo Reina Sof??a en Madrid.
Entre sus piezas m??s famosas est??n Swimming Pool (1999), una piscina ilusoria en la que los visitantes parecen caminar bajo el agua, y B??timent (2004), una fachada de edificio recreada frente a un espejo inclinado que hace que la gente se vea escalando paredes o colgando del vac??o. Estas obras, replicadas en distintas ciudades, lo han convertido en uno de los artistas contempor??neos m??s influyentes de Am??rica Latina.
Erlich tiene la capacidad de transformar lo cotidiano en met??fora.
Una piscina deja de ser un lugar de descanso para convertirse en un escenario imposible donde la gente camina bajo el agua. Una escalera, en lugar de conducir a un piso superior, se multiplica en un laberinto infinito. Una fachada se dobla sobre s?? misma como si la arquitectura tuviera vida propia. Su arte no necesita explicaciones t??cnicas: basta con estar frente a la obra para sentir que la realidad, de repente, se ha desplazado.
Su casa, suspendida en el aire en el parque de Lourdes, es una de las piezas m??s espectaculares de la Bienal: su obra desaf??a la gravedad en el coraz??n de Chapinero, y escogi?? bien; no fue nada al azar: Erlich recorri?? distintos barrios y plazas antes de decidir el lugar de la intervenci??n. Quer??a entender la ciudad en su propia escala, escucharla y mirarla con ojos nuevos, como lo ha hecho antes en Par??s, Tokio o Buenos Aires.
??C??mo describir??a su obra para alguien que nunca ha visto su trabajo?
Es una casa arrancada de la tierra, suspendida en el aire, como si una fuerza invisible la hubiese desarraigado de su lugar de origen. Se trata de una arquitectura cotidiana, reconocible, pero puesta en una situaci??n extraordinaria. Para alguien que nunca ha visto mi obra, dir??a que es una invitaci??n a mirar lo familiar con ojos nuevos: lo que creemos estable y seguro ???el hogar??? aparece flotando, vulnerable, y abre un espacio para pensar en nuestras propias ra??ces.
Leandro Elrich.
Foto:
Archivo particular
??Por qu?? eligi?? el parque de Lourdes, justo frente a esa iglesia g??tica tan emblem??tica de Chapinero, para instalar su casa suspendida?
El parque de Lourdes es un punto neur??lgico de Bogot??, cargado de historia, tr??nsito y simbolismo. La iglesia g??tica frente a la que estar?? la casa es un referente arquitect??nico y espiritual del barrio. Me interesaba ese di??logo entre lo sagrado y lo cotidiano, entre un templo construido para elevar el esp??ritu y una vivienda arrancada de la tierra, literalmente elevada. La casa tiene el estilo europeo de muchas casas del barrio, muchas han desaparecido y otras han sido transformadas. Son la huella de una historia que late y contin??a. All??, la obra se convierte en un puente entre la vida diaria y una dimensi??n m??s trascendental.
La Bienal habla de reflexionar sobre la felicidad, no de mostrarla de forma f??cil o superficial. ??C??mo se conecta su obra con esa idea?
La felicidad, en mi mirada, no siempre se presenta como un estado de calma absoluta. A veces nace de la conciencia de nuestra fragilidad, de lo ef??mero, de lo que damos por sentado. Una casa suspendida puede ser inquietante, pero tambi??n liberadora: nos recuerda que todo est?? en movimiento, que nada es definitivo. La felicidad, entonces, puede estar en aceptar esa inestabilidad y descubrir en ella nuevas formas de mirar y de habitar el mundo.
??Qu?? le gustar??a que sienta o piense la gente de Bogot?? cuando se encuentre con su casa colgando en pleno espacio p??blico?
Me gustar??a que, aunque sea por un instante, se detengan en su rutina. Que miren hacia arriba y se sorprendan. Que se pregunten: ??qu?? hace esa casa ah??? y, a partir de esa extra??eza, se den el permiso de imaginar. Si la obra logra abrir un par??ntesis en la cotidianidad bogotana, ya habr?? cumplido su misi??n.
Recorri?? Bogot?? antes de decidir el lugar. ??Qu?? descubri?? de la ciudad en ese recorrido?
Cada recorrido fue una revelaci??n. Descubr?? una ciudad compleja, vibrante, donde conviven lo hist??rico y lo contempor??neo, lo popular y lo institucional. Me impresion?? la fuerza del ladrillo como identidad arquitect??nica, la manera en que las monta??as orientales enmarcan la ciudad, y la vitalidad de sus calles. Fue a partir de esa experiencia que decid?? ubicar la casa en Lourdes, un lugar que concentra muchas de esas tensiones.
Su pieza no est?? en el recorrido central de la Bienal en la avenida Jim??nez. ??Por qu?? decidi?? ubicarse fuera de ese eje principal?
Porque creo que el arte tambi??n debe abrir otros caminos. La avenida Jim??nez es el coraz??n del Eje Ambiental y es fundamental en la Bienal, pero Lourdes me ofrec??a un contexto distinto, cargado de simbolismo. Estar un poco fuera del recorrido central me permite dialogar con un espacio muy significativo para los bogotanos y, al mismo tiempo, extender la experiencia de la Bienal hacia otros rincones de la ciudad.
Ha trabajado en muchas ciudades. ??Qu?? oportunidades y desaf??os tiene intervenir el espacio p??blico en comparaci??n con un museo o una galer??a?
Cada ciudad es un lenguaje, una memoria, una manera distinta de habitar el espacio. Lo que aprendo es c??mo el p??blico local reacciona, qu?? resonancias despierta la obra en su historia particular. En Tokio, la gente quiz??s lo vive con silencio y contemplaci??n; en Buenos Aires, con humor y debate; en Par??s, con una mezcla de escepticismo y fascinaci??n. Bogot?? seguramente me ense??ar?? una reacci??n nueva, inesperada, que todav??a no puedo anticipar.
??Por qu?? le interesa tanto trabajar en la calle, donde cualquiera puede encontrarse con sus obras, en lugar de hacerlo solo en museos o galer??as?
Porque el espacio p??blico es democr??tico. All?? no hay entradas, horarios ni c??digos previos. La obra se encuentra con la gente en su vida diaria, sin mediaciones. Eso es fundamental: que el arte salga al encuentro, que sorprenda en la esquina o en la plaza, donde nadie lo esperaba.
La obra de Leandro Erlich en la plazoleta de la Bas??lica de Nuestra Se??ora de Lourdes, en Chapinero
Foto:
Secretar??a de Cultura
Sus instalaciones generan sorpresa pero tambi??n desconcierto. ??Prefiere que la gente descubra ???el truco??? o que se quede con la duda?
No me interesa tanto el truco en s?? mismo. Prefiero que quede la duda, que la gente se pregunte c??mo es posible, y que esa pregunta los acompa??e m??s all?? del momento de ver la obra. El desconcierto abre un espacio de reflexi??n que a veces es m??s potente que cualquier respuesta cerrada.
De todas las obras que ha hecho hasta ahora, ??cu??l siente que marc?? un antes y un despu??s en su carrera?
Seguramente Swimming Pool, mi piscina ilusoria, porque abri?? mi trabajo a un p??blico global. Pero tambi??n cada obra en el espacio p??blico, como esta casa suspendida, me ha permitido entender que el arte puede formar parte de la vida diaria de la gente, que no es algo encerrado en un museo. Cada instalaci??n es un nuevo comienzo.
Esta es la primera Bienal de Bogot??. ??Qu?? significa para usted ser parte de este inicio en la ciudad?
Es un honor y una responsabilidad. Participar en la primera edici??n de una bienal significa acompa??ar el nacimiento de una plataforma que seguramente crecer?? y ser?? fundamental para el arte contempor??neo en Colombia y en la regi??n. Me emociona poder contribuir desde el inicio a ese di??logo con la ciudad y con su gente.