Entrevista

Rai Soares, la escritora brasile??a que encontr?? su voz en los recuerdos de su abuela, estar?? en el Festival Oiga, Mire, Lea

Rai Soares explora en su obra la memoria. Es una de las protagonistas del Festival Oiga, Mire, Lea.

La escritora brasilea Rai Soares. Foto: Archivo particular

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En los cuentos de Rai Soares tejer es un acto de resistencia. Con cada puntada, las mujeres indican una nueva direcci??n, un camino distinto para la vida de sus hijas, para que se resistan a repetir sus mismas historias. La escritora brasile??a lo supo al escuchar las narraciones de su abuela Severa Rosa cuando era ni??a. Desde entonces, el escenario de estos relatos se repite en sus sue??os: un cielo invadido por la inmensidad de las palmas amaz??nicas de baba??u, que hacen ver diminutas las casas de pau a pique (el bahareque en Colombia). En el suelo, un mar de ingas ca??das, esas frutas de c??scara verde con el tesoro de su pulpa blanca y algodonosa, la transporta a su infancia.
Todos estos recuerdos, al final, la llevan a una sola persona: su abuela. Ella reun??a a sus hijos y nietos para contarles lo que hab??a guardado en su memoria de la comunidad quilombola de Campinho, ubicada en el estado de Maranh??o, en el nordeste de Brasil: el lugar donde naci?? y en el que sus ancestros afrodescendientes se alzaron contra el yugo de la esclavitud. ???Convivo y sue??o con Filomena, Catarina y las dem??s mujeres sobre las que escuch?? en Campinho. En mi mente, ellas me hablan y, de repente, me despiertan porque ha llegado el momento de plasmar sus vidas en el papel. Por eso, a veces, el escritor es un instrumento , pues a partir de lo que ve y escucha de las personas es que aparece una historia???.
Antes de incursionar en la literatura, Rai se dedic?? a la academia durante m??s de una d??cada como docente en la Universidad Federal de R??o de Janeiro y luego, a partir de 2017, en la Universidad Federal Fluminense. En 2019, esta economista y trabajadora social tuvo una revelaci??n: mientras investigaba para su posdoctorado en pol??ticas p??blicas entendi?? que la fuerte conexi??n con su abuela deb??a ser explorada en su escritura. Fue all??, en las comunidades quilombolas, donde sus conversaciones con las parteras que preservaban los secretos de las plantas fueron un espejo de los relatos de su ni??ez.
Despu??s de publicar numerosos ensayos y art??culos acad??micos, Rai se lanz?? al mundo literario con La mujer que pari?? un pez y otros cuentos fant??sticos de Severa Rosa . Su primer libro fue aclamado por la cr??tica brasile??a y se gan?? un lugar entre los finalistas del Premio Jabuti 2022, el reconocimiento literario m??s prestigioso y tradicional de su pa??s. A partir de este ??xito, el nombre de Rai Soares empez?? a aparecer en las p??ginas de antolog??as de cuentos y, apenas dos a??os despu??s, public????Memorias de la cocina de la abuela.??Actualmente, la escritora finaliza el ??ltimo libro de esta trilog??a basada en el legado narrativo de comunidades afrobrasile??as y amerindias.
Con la llegada de su ??pera prima a Colombia a principios de este a??o, publicada por la editorial Rey Naranjo, fue invitada especial de la Feria Internacional del Libro de Bogot?? y del Festival del Libro y la Biodiversidad Cafetera de Risaralda. Y ahora regresa al Festival Oiga, Mire, Lea, en Cali. Rai se muestra entusiasmada de hablar sobre su obra en la capital vallecaucana, porque en esos encuentros logra que otras mujeres se reconozcan en sus cuentos: finalmente ellas tambi??n tejen ???todos los d??as??? actos de resistencia cotidiana.

Katya Adaui es otra de las invitadas al Festival Oiga, Mire, Lea. Foto: Mafer Guzm??n

En alguna parte de su primer libro dice que se podr??a dudar de si los relatos son realidad o fantas??a, pero que usted cre??a que eran verdaderos porque se los hab??a contado su abuela Severa Rosa???
Mi pap?? ten??a un papel muy grande en reactivar las memorias de mi abuela. Cuando yo volv??a a mi estado, Maranh??o, pasaba mucho tiempo conversando sobre mi ni??ez y la de ??l, e incluso sobre la ??poca de la esclavitud. ??l me cont?? una historia sobre una mujer que se transform?? en soya. No me lo cont?? como un mito, sino como una verdad. Como escritora y narradora, no me cabe a m?? cuestionar la veracidad. Tampoco se puede analizar la realidad de una cultura, como la de los afrodescendientes o los ind??genas, a partir de las bases epistemol??gicas de otra realidad como la colonial.
El personaje de ???La madre del agua??? me acord?? a lo que yo misma viv?? en Salda??a, Tolima, donde escuchaba acerca de La Llorona que se aparec??a en un r??o. ??Por qu?? cree que estos simbolismos alrededor de elementos de la naturaleza como el agua han trascendido las fronteras de nuestros pa??ses?
Desde la perspectiva colonial, la naturaleza es una fuente de exploraci??n. En cambio, para los originarios y la di??spora africana en Am??rica Latina se trata de convivir con su entorno. M??s all?? de ser algo simb??lico, implica unas reglas que son creadas para mantener esa convivencia. Sobre todo, se trata del reconocimiento de que estos seres como ???La madre del agua??? o La Llorona, que habitan las aguas y los bosques, deben ser respetados y tienen un derecho a estar all??. Para m??, hay una fuerza incre??ble detr??s de esa relaci??n con la naturaleza, porque lleva al cuidado del medioambiente.
La cultura afro es asociada especialmente con la m??sica y el baile. ??Fue una decisi??n consciente no abordarlo directamente en sus cuentos?
S??, se trat?? de una decisi??n consciente. La m??sica y el baile son dimensiones muy recurrentes cuando hablamos de la cultura afro. Pero, usualmente, la presencia de los hombres es mayor en estos espacios, porque son m??s p??blicos. En mi segundo libro traigo otras dimensiones como la cocina, que no siempre se destacan de nuestra cultura. Ah?? es donde intento lograr el protagonismo de las mujeres. En la comida y en los cuidados de la salud se ha generado un conocimiento, una tecnolog??a. Aunque puede ser un espacio de opresi??n, en la cocina es donde se puede lograr una gran creaci??n colectiva.

Jos?? Lu??s Peixoto tambi??n estar?? en el Festival Oiga, Mire, Lea. Foto: Patri??cia Santos Pinto V

En su primer libro, la voz de Severa rescata la memoria colectiva de Campinho, pero al mismo tiempo se distingue claramente su voz de escritora. ??Por qu?? fue importante para usted esa dualidad en su obra?
Me parece que esta dualidad tiene que ver con mi estilo: yo estoy narrando una historia, pero tambi??n, de alguna forma, estoy participando. Si bien en el cuento se habla de un personaje del cual escuch??, tambi??n abarca la forma en que yo lo veo. En otras palabras, considero que no hay neutralidad cuando se escribe a partir de la tradici??n oral. Adem??s, me parece que demarca una posici??n social y pol??tica, pues es pensar que la literatura tambi??n depende del lugar donde uno se encuentre.
Entonces, ??cu??l es el impacto social y pol??tico que quer??a lograr con este libro?
Cuando publiqu?? mi libro no pens?? mucho en el impacto. Pero a medida que fue le??do y acogido, percib?? c??mo la literatura deja entrever el potencial de la cotidianidad para las luchas de las mujeres. Muchas veces nosotros, e incluso el movimiento feminista, consideramos que nuestras abuelas, nuestras mam??s, nuestras t??as fueron sumisas o acomodadas porque no pudieron estudiar y se dedicaron a ser amas de casa o al trabajo de cuidado. Sin embargo, en muchas ocasiones, las conversaciones pol??ticas empiezan en la cocina y despu??s van para otros lugares. No se puede desconocer la sobrecarga o el trabajo no remunerado de las mujeres, pero tambi??n es necesario identificar espacios como la casa y los funerales por su potencial para que las mujeres creen otros posibles destinos, para que puedan resistir. Gracias a lo que ellas pudieron hacer, nosotras estamos aqu??, incluso hablando de ellas.
Usted ha publicado m??s de 38 textos acad??micos. ??C??mo logr?? que sus relatos se apartaran del formalismo y, quiz??, lo acartonado que puede ser la elaboraci??n de este tipo de textos?
Tuve que entender que la base de mi formaci??n narrativa es la oralidad. Creo que la investigaci??n influye en mi literatura porque me permite conocer m??s mujeres y sus vivencias, pero la base de la oralidad tambi??n empez?? a tener un impacto en la forma en que hago las investigaciones, pues se volvi?? algo muy importante en este proceso.
Al vivir en una quilombola (los lugares donde se establecieron las personas que se rebelaron contra la esclavitud), su abuela se neg?? a integrar la sociedad brasile??a. Pero, al mismo tiempo, ella y otras mujeres se rebelaron contra las tradiciones de estas comunidades???
Si pensamos en las mujeres negras e ind??genas de Brasil, ellas vivieron??durante mucho tiempo la opresi??n extrema. Hoy en d??a, muchas investigaciones en el pa??s documentan las formas particulares de resistencia y mi abuela tambi??n lo hac??a a su manera. Por ejemplo, ella ten??a su ata??d en la casa porque no incorpor?? el temor a la muerte cristiana. Otra cosa que me parece fant??stica es que, cuando sus hijos la trajeron a la ciudad, mi abuela caminaba las calles con un candil. Algo que pod??a ser considerado como un retroceso, pero para m?? significa que ella decid??a c??mo iluminaba su camino. Era tambi??n la manera en que se neg?? a vivir en la ciudad, al punto de que sus hijos tuvieron que aceptar que ella quer??a volver a Campinho.

Aterciopelados Foto: Andrea Moreno. ELTIEMPO

En sus cuentos aparece frecuentemente la figura de tejer, bordar o hilar. ??Por qu???
Como yo lo viv?? en mi familia, son las mujeres que est??n diciendo: ???Yo no quiero que mi hija haga lo mismo que yo???. Ac?? en Brasil son ellas las que inciden en que sus hijas salgan del lugar com??n, son ellas que est??n tejiendo, hilando y, con ello, est??n indicando otra direcci??n. Por ejemplo, en ocasiones, ellas son las que m??s apoyan a los hijos para que estudien, cuando algunos hombres preferir??an que se dediquen a trabajar. Adem??s, estas mujeres nos ense??an el conocimiento ancestral del poder de las plantas. Por eso, tambi??n est??n cosiendo los hilos invisibles de lo colectivo.
Hay un s??mil que me llam?? la atenci??n: ???El beb?? sali?? del vientre como un ni??o al que se le desliza un mango de la boca???, porque quiz?? a alguien que no haya vivido en el nordeste de Brasil no se le va a ocurrir???
Hay muchas figuras literarias que hacen alusi??n a la regi??n amaz??nica. Si bien algunas personas necesitan entender su contexto, en otros casos no sucede lo mismo. He escuchado a personas decir: ???Me acuerdo de mi abuela haciendo lo mismo??? y, por eso, creo que hay una dimensi??n universal. Durante un conversatorio en Colombia, la moderadora Yurieth Romero, escritora afrocolombiana y guionista de cine y televisi??n, se refiri?? a uno de mis cuentos que hace alusi??n a un perro que llamamos boca preta por su hocico negro. Enseguida, Yurieth coment?? que ven??a de un pueblo chiquito en el Caribe y a la mayor??a de los perros los llamaban boca negra. Esta fue apenas una de las similitudes que hall?? entre su pueblo y mis cuentos. En Colombia vivo muchos de esos reencuentros.
??Cu??l es su recomendaci??n para que no se pierda la oralidad, cuando muchas abuelas ya no nos acompa??an?
Nuestras historias se est??n perdiendo con los m??s viejos, porque consumimos libros extranjeros durante mucho tiempo, sin escuchar nuestra literatura local. Me parece que lo que hace falta es traer abuelos, t??os, padres y, en general, a aquellos con talento para narrar a universidades y otros espacios donde las nuevas generaciones puedan conocer de cerca sus relatos.??
MAR??A XIMENA PLAZA
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